Debo decir que hoy estás hermosa, más hermosa de lo que nunca te había visto.
No puedo precisar qué es, pero hay algo en vos que antes no existía, o no se percibía, o todo lo contrario, algo que falta, algo que antes estaba de más, un sobrante que ahora ha desaparecido y que te hace aparecer casi ideal.
En cualquiera de las dos direcciones, sea lo que sea que hayas hecho, vuelvo a decirte que estás hermosa, que sos hermosa, que te amo.
Sí, te amo. Lo digo borrando con el codo lo que ayer escribí con la mano; no es verdad, por supuesto que no es verdad todo lo que ayer te dije, no es verdad la ruptura, no son ciertas las palabras, los gritos, el adiós.
Deberías saberlo, las palabras son sólo eso, nunca tienen más valor que el silencio mismo; las frases pronunciadas son sólo construcciones casuales lanzadas al viento en el fragor de la disputa y el encono.
La de ayer no fue nuestra primera discusión, no es nuestra primera separación.
No fue mi primer portazo ni fueron tus primeras lágrimas desde que estamos juntos.
Pero vos sabés que siempre vuelvo, que siempre volveré para consolarte del sufrimiento que yo mismo te he provocado. Y sabés que te quiero, aunque no te lo diga siempre tenés que recordar que, como dije antes, el silencio vale igual o más que toda palabra que se pueda esbozar.
Pero hoy que vuelvo como cada vez, y te encuentro así, espléndida y perfecta, esperándome tendida en nuestro sillón, sí puedo decirlo sin reparos, puedo decir que te quiero y que te necesito.
Puedo hasta prometer ante tu cambio y tu belleza actual que a partir de aquí todo va a estar bien, que ya nunca vamos a pelear, y puedo llegar a creer y convencerme de que ya no voy a irme otra vez y que vos no vas a volver a llorar.
Más, casi podría pedirte perdón, viéndote allí, tan angelical, tan sumisa, tan simple. Tan opuesta a lo que eras cuando me fui, todo gritos, insultos, reproches, patadas y no te quiero volver a ver, platos volando por toda la habitación.
Y hoy estás hermosa, ya lo dije antes, más hermosa que nunca. Como si te hubieras preparado para la ocasión, como si te hubieras vestido para la reconciliación, la que dada tu renovada actitud digo que será definitiva.
Te pido perdón, te abrazo, te beso, y te agradezco por no oponer resistencia como lo hacías antes.
Tu cabello rojo esparcido delicadamente en los almohadones, tu cara cándida y blanca, tu gesto sereno y calmado, tu cuerpo desnudo y exhibido, sin tapujos, laxo y entregado; todo es la antítesis de lo anterior, del pelo revuelto, del rubor de la rabia en tus mejillas, de los músculos tensos de violencia contra mí en los ayeres conflictivos.
Me gustás más así, como sos ahora. Te amo ahora, después de tu cambio, incluso llegaría a gozar atravesando el límite perverso para hacerte el amor.
Permitime levantarte en mis brazos, dejame llevarte adentro, al dormitorio que hace mucho no compartimos. Vamos a tomarnos de la mano, y a quedarnos en silencio.
Dejame decirte que estoy feliz, que creo que todo se ha arreglado al fin.
Y también creo, estoy seguro, que vos pensás lo mismo. Ahora ves que todo era tan fácil, que no teníamos por qué sufrir tanto; que la solución era simplemente que uno de los dos cambie, que uno de nosotros resigne su orgullo y su vanidad para que esto pueda salvarse.
Yo no creía que fuera posible, y hoy veo que sí lo es. Estoy tan feliz como sorprendido, pues no esperaba que fueras vos la que diera el paso, nunca te hubiera imaginado cruzando la línea, renunciando a tu ego para ganar la paz y así permanecer para siempre a mi lado.
Supongo que yo nunca lo hubiera hecho, y hubiéramos seguido así, chocando y haciéndonos trizas hasta que no nos quedara más opción que dividir nuestros caminos.
Todo eso es pasado, que se vaya al olvido.
Ahora vamos a la cama, quiero colocarte allí, sobre las sábanas de satén, para que luzcas tu nuevo ser para mí, quiero acariciarte y cobijarte esta noche hasta quedarme dormido junto a tu cuerpo inmóvil, por fin a mi absoluta disposición, por fin mío.
Sólo mío.
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1 comentario:
wow! me lo imagine todo, es genial Pablo, sos mi idolo, de verdad.
besos
Deni
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